Pedro Infante

Eres mi bien, la que me tiene extasiado
por qué negar que estoy de ti enamorado
de tu dulce alma que es toda sentimiento

Yo ya me voy
al puerto donde se halla
la barca de oro
que debe conducirme

Al golpe del remo se agita en las olas
ligera mi barca
al ruido del agua se ahonda mi pena
y solloza mi alma

Guitarras lloren guitarras violines, lloren igual no dejen que yo me vaya con el silencio de su cantar

Tengo ganas de gritar: te quiero
este amor no pude más callar
porque nadie más que tú, mi cielo
nadie más me importará jamás

Así, enamorada
entrégame tú la caricia suprema de amor
con luz en la mirada
que ahuyente esa lágrima tuya y olvide el rencor

Lo mismo que un muñeco
que necesita cuerda
o que un presente incierto
que nada nos recuerda

Han nacido en mi rancho dos arbolitos
dos arbolitos que parecen gemelos
y desde mi casita los veo solitos
bajo el amparo santo y la luz del cielo

Di que no si te preguntan si olvidaste
ese amor que un día naciera entre los dos
di que no, que no has dejado de quererme
di que no, que no has dejado de adorarme